Segovia, 22-10-1988.R. Reyes.

Si avanzamos en la corriente de amor que, en todo momento procede del Cristo llega hasta El Nuevo Grupo de Servidores del Mundo, nuestro corazón ha de sentir el impulso del Alma del Grupo; mediador entre Él y la humanidad, y que ha de personificar la luz y el amor que el mundo necesita -ahora más que nunca- en un ciclo de crisis kármica. Así debe ser nuestro conocimiento, de las energías que desde Shamballa nos están desafiando, si hacemos una reflexión o si damos un ligero repaso a las obras del Maestro Tibetano; donde éste hace una exposición científica radiante de fuego, y un desafío al conocimiento del interior de todo estudiante o curioso buscador de fuegos del Alma.

 "¡Yo digo, trabajadores de la Nueva Era, Juventudes que traeis el impulso de las energías de un pasado sufriente! No dormirse, y estar en guardia y atención presente; para aprovechar estos tiempos, que marcan una precipitación, con menos esfuerzos y sacrificios que nuestros pasados, con instrumentos muy adecuados y la libertad de expresión que abrevia siglos".

 Los miembros de los Ashramas están pendientes de nuestras acciones constituyen el canal de acelero de las nuevas energías hacia la Nueva Era; dichas energías fluyen dinámicamente a través del Ashrama al mundo de los hombres, y pasan poderosamente a través del Maestro que está en el corazón del Ashrama, se mueve a "velocidades Luminosas" por todo el círculo interno y son aminoradas  por aquellos que constituyen el círculo externo; siendo ésto bueno y correcto. Su penetración en el mundo de los hombres, se ve retardada por neófitos y los nuevos discípulos, y esto no debe suceder. Se retarda por que los nuevos discípulos han vuelto la espalda, tal vez por el maya y el espejismo que presentan estos tiempos, que incluso han arrastrado a algunos antiguos discípulos; llevados por el brillo de protagonismo a sectas prometedoras de rápidas trascendencias espirituales.

 "Es esencial que los estudiantes y discípulos servidores de una Nueva Era, hombres y mujeres inteligentes y de buena voluntad, tenga una comprensión fresca, clara y activa, del trabajo a realizar, y se conviertan en canales transmisores de la Corriente Divina y no en puntos egoistas de interferencia. Esto requiere visión, reconocimiento, y valentía en muchos casos. Hay que tener valor para adaptar la vida -diariamente y en todas las relaciones- a las necesidades de la hora y al servicio de la humanidad; se necesita valor para escudriñar y atacar viejos nidos de problemas, donde están atrincherados de un rayo a no querer reconocer nuevos tiempos y, nuevas energías y una Nueva Era, y para abandonar nuestros propios deseos personales en la presente emergencia y necesidad, haciendo una constante vigilancia en la accion."

 "El discíspulo tiene que aceptarse él mismo tal como es, en cualquier momento, dado cualquier equipo que disponga y bajo cualquier circunstancia; entonces él, sus asuntos y su tiempo, se subordinarán a la necesidad del momento; especialmente durante el periodo de esta crisis: grupales, nacionales o mundiales. Cuando lo haga con toda conciencia y piense en los verdaderos valores, descubrirá que sus problemas particulares se resuelven, su capacidad aumenta y olvida sus limitaciones. Ocupa el lugar que le corresponde entre aquellos que perciben las necesidades del ciclo entrante, ciclo donde las nuevas ideas e ideales deben ser recalcados y por los cuales hay que luchar; donde planes más amplios para el bien de todos han de ser correspondidos, apoyados y divulgados y la nueva y clara visión del vivir humano ha de ser captada y finalmente llevada a la manifestación y donde el esfuerzo de todos los miembros del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo deberán dedicarse a aliviar la carga de la humanidad".

 Existe un mántram esotérico que personifica esta aptitud -la aptitud del discípulo que lucha- en el esfuerzo mancomunado, para vicular la intención jerárquica con la aspiración humana y así acercar a la humanidad a su meta. La intención de la jerarquía consiste en aumentar la capacidad del hombre para alcanzar la libertad a fin de actuar con afectividad en esa "vida más abundante" que traerá Cristo y que exige que el espíritu del hombre libre; libre para acercarse ala Divinidad y para escoger el camino de ese acercamiento. El mántram se denomina "La Afirmación del Discípulo", involucra ciertos internos reconocimientos y aceptaciones fácilmente pecibidas por aquellos cuya intuición está suficientemente despierta; su significado no deberá estar más allá de la capacidad de penetración de cualquier estudiante y pensador sincero y, si ello los atrae, hallaran significación a su esfuerzo".
 

Soy un punto de luz dentro de una luz mayor.
Soy una corriente  de energía amorosa dentro de la corriente de amor Divino.
Soy un punto de fuego de sacrificio, enfocado dentro de la ardiente voluntdad de Dios.
Y así permanezco.
Soy un camino por el cual los hombres pueden llegar a la realización.
Soy una fuente de fuerza que les permite permanecer.
Y así permanezco.
Y permaneciendo así, giro.
Y huello el camino de los hombres.
Y conozco los caminos de Dios.
Y así permanezco.